martes, 19 de abril de 2011

4

No hicimos el dulce de moras, ni te di ninguna clase de cocina. No nos tomamos el vino. Tampoco lograste emborracharme para escuchar mi verdad. No supe de tu ombligo. No volvimos a apostar y tampoco nos vimos la tarde del aquelarre. No conociste mi casa ni más. Pero nada de eso importa ahora: adivinar el clima es más sencillo que adivinar los motivos de tu corazón.

No hay comentarios:

Publicar un comentario