lunes, 16 de noviembre de 2009

Nov 21

[...]ahora que no te conozco, ahora que apenas sé un par de cosas sobre tu vida y tu mundo, ahora que me gustas como te conozco me alertas diciendo que tal vez haya cosas que no me gusten. Pienso y repienso y voy de aquí hasta allá preguntando si acaso puede ser tan grande lo que siento que no me deja ver nada de tu vida y que sólo veo lo que quiero ver. ¿Pero de qué puedo sentir temor? Acaso de perderte… acaso de no volver a verte… acaso de saber más de ti.

Trato de recordar lo que pensó el primer hombre que vio la luna o las estrellas y que hace parte del alma de todos los hombres, o inclusive lo que hizo el primer hombre que se dio cuenta que no podía escapar de la noche. Trato de recordar lo que pensé yo el día que descubrí el cielo y las estrellas y las nubes y la luna, y no recuerdo haber temido. Y no siento que lo que desconozco de ti sea tan grave como los monstruos que se ocultaban en la noche a los que desde siempre les temía.

No creo que haya algo tan terrible en tu persona que me haga ya no quererte como te quiero y si lo hubiera después seguramente yo tendría algo que ver. Mi único temor frente a ti desde que empecé a pensarte como si de veras pudiera acercarte con mi pensamiento era que yo no tuviera un espacio importante en tu corazón. Ahora pienso que sí lo puedo tener. Y me aferro a este pensamiento así como me aferro a tus palabras que resuenan una y otra vez diciendo que me quieres, que no besas a cualquiera aunque yo sea de cierto modo alguien a quien tampoco conoces completamente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario