sábado, 9 de enero de 2010

Frente al fuego

Ahora mismo, frente al fuego que encendimos acá lejos de ti, hablo al fuego como si a través de él pudiera hablar a tu alma. Quienes acá se reconocen abrazados ante el fuego como si nada más faltara entre ellos y la presencia rojiza y cálida sobre su rostro, me invitan a enviar mi mensaje a través del fuego. Y si el fuego llevara mi mensaje hasta tu sueño o tu silencio, entonces adoraría su danza roja y amarilla sobre la madera, encendería hogueras en cada esquina como celebración de esta victoria sobre el frío y la ausencia, enviándote un último mensaje antes de encender todo este lugar y consumirme en el mensajero. Nada de esta tibieza se parece a tus palabras. Nada de esta tibieza se parece a la de tus brazos. Pero la manera en la que se ocultan los rostros tras las disminuciones de la luz me recuerda la manera en que encontraba tus ojos mirándome entre la noche.

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