sábado, 20 de marzo de 2010

La última expectativa

Resulta que tengo una expectativa tan grande de verte, pienso en si seguirás siendo como antes, en si mis recuerdos concuerdan con la realidad, en si eres tan bella como entonces. Trato de descifrar la palabra que usarás para saludarme, en si me abrazarás y en si tu abrazo me transmite algún mensaje cuyo código yo sea capaz de descifrar oportunamente.
Hace tantos meses que no te veo, que no puedo olerte, ni tocar tus manos, que tal vez ya no existas. ¿Y cómo reaccionará mi corazón al sentirte nuevamente después de haberme prometido estar curado de tu ausencia? ¿Acaso lograré evitar tus ojos o causar una apariencia diferente que me ayude a tolerar tu presencia sin sacarte de allí donde nos encontremos, para llevarte a un lugar indefinido donde podamos hablar de la ausencia, de lo hermoso que resulta extrañarte, de lo urgente y difícil que ha sido querer verte y no poder?
Pero no lo comprendes. Estoy de muchas maneras. Eso de enamorarse y desenamorarse a la fuerza es bastante duro. Y me pone feliz y triste de que sea cierto, pero me queda el vacío ahí donde siempre, esa esencia tan rara, tan inmisericorde. Qué bueno y qué malo todo esto. A lo mejor no verte más fue mejor que haberte visto todo el tiempo.

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